He dejado de sentir
lo voraz que puede ser
la anarquía de la naturaleza...
intentando apoderarme de ella
con mis manos.
Sentí por años
su crudo reaccionar ante mis deseos.
Púes se despedía.
Hoy ya pasado el tiempo
con el respeto del ser libre
sonríe con migo desde lejos
acariciando
con su frescura
en su distante hermandad de ecología.
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